Comentario sobre El fumador
La pequeña tabla nos muestra, vuelto a la derecha, el busto de un campesino que fuma. Si bien no se ve su pipa, el pintor ha representado claramente el humo que exhala. Su realización es muy cuidadosa y muestra una pincelada suelta que da cierto aspecto caricaturezco al rostro. Algunos detalles son notables, como el brillo de los ojos, la pintura de los labios o la definición del gesto de lanzar el humo, y confieren gran vivacidad a la figura. Las sombras han sido apenas trabajadas y es con pigmento claro que se definen las facciones del personaje. Algunos de los rasgos de la obra, así como el monograma que presenta, han llevado a vincularla con Adriaen van Ostade, nombre con el cual fue adquirida en Amberes. Este artista pintó pequeñas obras de este tipo, como las del Staatliches Museum Scwerin (1) o la de la venta Brunswik, Viena, de 1902 (2), con las que nuestra pintura podría relacionarse. Sin embargo ellas presentan un dibujo muy cuidado y un trabajo de pincel que es más delicado y preciosista en el tratamiento de los detalles y además en el encuadre de los personajes se ha usado un punto de vista alto. Estas consideraciones junto a opiniones autorizadas (3) nos han llevado a revisar la atribución tradicional que habíamos mantenido en nuestro catálogo anterior para considerarla ahora como obra de un seguidor de Van Ostade.
El tema de esta tabla nos enfrenta con una novedad en Europa de fines del siglo XVI: el tabaco. Introducido por marineros que frecuentaban los puertos occidentales en los años 1850, fue inicialmente asociado a la medicina, adjudicándosele propiedades terapéuticas diversas. Pero si bien se le acordaron cualidades curativas de todo tipo, su consumo por placer fue siempre desaprobado. Por sus efectos, se lo vinculó al alcohol. Se difundió especialmente entre grupos menos calificados de la población, como los soldados y marineros, también los campesinos (4).
En el tabaco se vio un placer efímero y es así que el humo fue asociado a lo pasajero, de modo que "en una época tan rica en imágenes y tan conciente de la muerte, no es una sorpresa que la efímera naturaleza del humo del tabaco, pueda compararse con la inestabilidad del mundo y la fragilidad de la vida" (5). Ya a comienzos del siglo XVII, en un emblema del libro de Roemer Visscher,
Sinnepopen (6), la figura de un hombre fumando una pipa, es acompañada por el mote
Veel tijdts wat nieuws, selden war goets, esto es "Con frecuencia algo nuevo, pocas veces algo bueno".
Nuestra obra, donde el humo es un elemento importante, es también un discurso que debemos asociar con la idea de lo pasajero en la vida y con la inevitabilidad de la muerte.
por Ángel M. Navarro
(1) Tabla, 12,8 x 11 cm, inventario n°2382 y su pendant, tabla, 12,8 x 11,2 cm, inventario n° 2389.
(2) Tabla, 15 x 12,5 cm. La venta fue el 25 de noviembre de 1902, n° 254. Foto en RKD. Corresponde a HdG n° 890.
(3) Christopher Brown en The Burlington Magazine, CXXXVIII, n° 1124, pág. 760.
(4) Sobre el tabaco, véase S. Schama, The Embarrassment of Riches: an interpretation of Dutch Culture in the Golden Age, Nueva York y Londres, 1987, pp. 188-220; I. Gaskell, "Tobacco and social deviance to seventeenth century Dutch Art", en Holländische Genremalerei im 17 Jahrhundert (Jarbuch preussicher Kulturbesitz), ed. especial n° 4, Berlín, 1987, pp. 117-37.
(5) E. de Jong, Still life in the Age of Rembrandt (catálogo de exposición), Auckland, 1982, pág. 102.
(6) La obra fue publicada en Amsterdam en 1614. Reedición de L. Brummerl, Gravenhage, 1908, pp. 405-06.
(7) La acompaña la inscripción Hec vitae imago, fumus atq., herba vapos Humana cuncta: et, verbo ut absoluam, nihil, y aparece en la portada de la obra que fue publicada en Haarlem en 1630, traducida por Samuel Ampzing. Véase Tot Lering en Vermaak (catálogo de exposición), Amsterdam, 1976, pp. 54-57.
Bibliografía
1994. AMN, pp. 142-143 (como Adriaen van Ostade), reproducido.
1996. Chr. Bown, The Burlington Magazine, vol. 138, n° 1124, pág. 760.