Comentario sobre Domingo F. Sarmiento
Víctor De Pol nació en Venecia en 1865 y murió en Buenos Aires en 1925. Tres maestros fueron fundamentales en su formación: Héctor Ferrari en su ciudad natal, Augusto Passaglia en Florencia y Giulio Monteverde en Roma.
De Pol llegó a Buenos Aires en 1887 contratado para trabajar en la obra escultórica para los edificios de la ciudad de La Plata, fundada en 1882 por Dardo Rocha. Lo había recomendado Giulio Monteverde, su maestro romano. [1] Permaneció en el país hasta 1890 cuando retornó a su patria, para regresar a la Argentina -en 1895- radicándose definitivamente en Buenos Aires. Su taller funcionará en el edificio del
Bon Marche.
Integrante de la Comisión Nacional de Bellas Artes y participante activo de otros espacios institucionales, participó en exhibiciones conjuntas, fue miembro de jurados, realizó obras para colecciones privadas y monumentos conmemorativos para espacios públicos del país. Trabajó el mármol y el bronce en sus obras.
Víctor de Pol conoció a Domingo Faustino Sarmiento a través de su nieto, Augusto Belín Sarmiento, de quien el escultor era amigo.[2] Ese vínculo le facilitó el acercamiento al maestro sanjuanino que posó para él en diversas oportunidades, hasta un tiempo antes de su exilio a Asunción del Paraguay, en mayo de 1888.
La figura de Sarmiento ocupó un lugar importante en la producción del escultor. Las obras de De Pol se suman a las de otros artistas (argentinos y extranjeros) que lo habían dibujado, pintado y hasta fotografiado. Además de la pieza que analizamos aquí y los bustos, el escultor italiano realizó en bronce los grupos escultóricos para los monumentos de San Juan (1901) y Rosario (1911). A esto se agregan una medalla homenaje a Sarmiento en el marco de la inauguración -el 25 de mayo de 1900- del monumento de Auguste Rodin, para Buenos Aires, en versiones de plata y cobre, con características similares a la del MNBA.[3]
Por último también tuvo a su cargo los relieves y el águila que corona su sepulcro en el cementerio de la Recoleta.
D. F. Sarmiento del MNBA nos muestra el perfil izquierdo del prócer en el centro del campo. El escultor definió el retrato al modo de las monedas antiguas, griegas y romanas, donde el perfil de una personalidad destacada, era incorporado como exaltación de su figura y gobierno, una tradición que continuó en el Renacimiento.
La cabeza de Sarmiento, y en especial sus orejas, eran objeto de comentarios de sus contemporáneos, de sátiras en la prensa de la época y descripciones minuciosas como la de Leopoldo Lugones quien se refirió a su “fealdad casi cruel”. Edgardo Rocca relata una anécdota del momento en que Sarmiento le dijo a De Pol: “Vea, de Pol, trate de no hacer mis orejas muy grandes… Pero oiga: no quiero que me las haga más chicas de lo que son! ¡Al fin y al cabo, las orejas grandes cuando las lleva Sarmiento, solamente avergüenzan a los burros!”. [4]
Rodeando al retrato una serie de inscripciones van siguiendo la forma del tondo: abajo: “D. F. Sarmiento”, a la izquierda: “MDCCCXI”, a la derecha: “MDCCCLXXXVIII”. La firma del autor, “V. de Pol 1900” aparece en la base de la cabeza.
por Patricia V. Corsani
[1] Rocca, Edgardo J. Víctor de Pol. El escultor olvidado. Buenos Aires, Asociación Dante Alighieri, 1992 (Grandes Ítalo-Argentinos, 12), p. 5.
[2] Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888). Rocca, Edgardo J. Op. cit., p. 24.
[3] Rocca, Edgardo J. Op. cit., p. 38.
[4] Según testimonia Rocca, Edgardo J. Op. cit., p. 8
Bibliografía
2013. RENARD, Marcelo. “Escultura italiana del siglo XIX y principios del XX en el Museo Nacional de Bellas Artes”. En: Memoria de la escultura 1895-1914. Colección MNBA. Buenos Aires, MNBA, p. 79-84.
2011. PÁEZ DE LA TORRE, Carlos (h). Los Rostros de Sarmiento. Iconografias. Buenos Aires, Emecé.
2001. VAN DEURS, Adriana; RENARD, Marcelo G. La escultura italiana del Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires, Asociación Amigos del MNBA.
1992. ROCCA, Edgardo J. Víctor de Pol. El escultor olvidado. Buenos Aires, Asociación Dante Alighieri (Grandes Ítalo-Argentinos, 12).