
S/T
Santilli, Marcos. c. 1972
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 10829
Obra Exhibida
"Museo secreto. De la reserva a la sala" - Pabellón de exposiciones temporarias
Desde mediados de la década del sesenta, Eduardo Costa trabajó en el límite de los géneros y las disciplinas institucionalizadas. En 1966 creó junto a Raúl Escari y Roberto Jacoby el “arte de los medios de comunicación”, un género de obras pioneras del arte conceptual argentino, en las que se desdibujaba la figura del autor y la obra se constituía en la transmisión de información en el medio utilizado (1). También Costa junto a Jacoby creó otro género, la “literatura oral”, donde el grabador de cinta era el instrumento para captar en la voz connotaciones que la escritura solo evidencia parcialmente. Hacia 1966, nacieron las Moda ficción: simulacros de joyas reproducidas en las páginas de una revista de moda, descriptas en el particular estilo de esa literatura masiva. La introducción del estructuralismo y los estudios del lenguaje sirvieron de marco a estas experimentaciones. En el contexto de la polémica sobre los valores y la existencia de una cultura de masas, artistas como Costa trabajaron el potencial y la originalidad comunicacional de la cultura popular urbana. Residiendo en Río de Janeiro y luego en Nueva York hasta 2003, el artista desarrolló estas líneas conceptuales de cruces de géneros y lenguajes junto a la vanguardia artística de ambas ciudades (2).
Seis huevos duros sobre un plato formó parte de la performance titulada La lección de anatomía (homenaje a Rembrandt), que Costa realizó en el MNBA en 2004 (3). Diez años antes había comenzado la serie a la que pertenece esta obra y el género que la sustenta: las pinturas volumétricas (4). Superponiendo capa sobre capa de pintura acrílica, dio forma a limones, pescados, frutos, en los que propuso al espectador una operación conceptual: desprenderse de la idea de que la tridimensión es exclusiva de la escultura y asumir la tautología de que son pinturas porque están hechas de pintura. En la performance, Costa lo demostró abriendo un huevo y mostrando la yema en su interior. Las condiciones de la representación, tema que recorre el arte moderno y en particular el conceptual, tomó cuerpo en estas obras donde el material excede su condición de medio para formar parte del mensaje. El artista se internó en la materialidad de una práctica tradicional, la pintura, para ponerla en crisis en aquello que tiene de específico. Si a los huevos los provee la naturaleza y los representa la pintura, ahora también los corporiza la pintura. Copian al objeto real, primera operación cultural y, segunda, están hechos de la materia que da origen a la técnica: la pintura. Son, a su vez, una naturaleza muerta, modo en que la lectura cultural de la pintura, la historia del arte, codificó la representación de este tipo de arreglo de objetos.
Las pinturas volumétricas ponen en juego todas las instancias de la pintura: la luz, el color, las texturas, la representación. Realizadas con una demorada manualidad exhiben, como gran parte de la pintura tradicional, las marcas personales del artista que las ejecuta. La tache, la pincelada evidente, es parte de los códigos pictóricos que Costa aplica a sus objetos conceptuales hechos de pintura. Blanco sobre blanco, los Seis huevos duros sobre un plato aluden a la simplicidad de los eventos cotidianos, al criterio de verdad que otorgamos a lo percibido, y sitúan al arte en el plano de la ficción.
1— Véase: Oscar Masotta, Happenings. Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1968; Carla Stellweg, “Magnet-New York: Conceptual, Performance, Environmental, and Installation Art by Latin American Artists in New York” en: Luis R. Cancel (ed.), The Latin American spirit: art and artists in the United States, 1920-1970. New York, Abrams/Bronx Museum of Art, 1989, p. 284-311 y María José Herrera, “En medio de los medios. La experimentación con los medios masivos de comunicación en la Argentina de la década del 60” en: Arte argentino del siglo XX. Buenos Aires, Fundación para la Investigación del Arte Argentino (Premio Telefónica a la investigación en historia de las artes plásticas), 1997.
2— Eduardo Costa realizó obras y expuso junto a Vito Acconci, Scott Burton, Hannah Weiner y John Perreault en Nueva York; y junto a Helio Oiticica, Lygia Clark, Víctor Manuel y Lygia Pape, miembros de la vanguardia carioca.
3— Véase: María José Herrera, Eduardo Costa. La lección de anatomía en el museo. Buenos Aires, MNBA, 2004, [s.p.].
4— Véase: Carter Ratcliff, Eduardo Costa. Pinturas volumétricas. Buenos Aires, Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1998, [s.p.]; Laura Buccellato, “La pintura dura, pura”, Barbaria, Buenos Aires, nº 1, marzo de 1998; Alexander Alberro, “Reformulating Modernist Painting, Eduardo Costa’s Geometric abstractions” en: Cecilia de Torres (coord.), Eduardo Costa Volumetric Paintings, the Geometric Works. New York, Cecilia de Torres y Eduardo Costa, 2001 y María José Herrera, “Eduardo Costa, el arte atravesado por el lenguaje”, Arte al día internacional, Buenos Aires, nº 123, 2008.
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