Comentario sobre Recepción de un cardenal
“[…] como usted comprenderá amigo Sorolla, no es posible todavía dejar de mano en absoluto lo bonito, eso que tiene más picardía, más triquiñuela que arte, pues en estos países nuevos hay que hacerlo todo, empezando por despertar la afición, después educarles el gusto y luego depurar, refinar, hasta que lo bueno se imponga por la fuerza de su propio mérito. Por esto no es posible aún abandonar la tablita apuntada con gracia, brillante de color, ni el cuadrito de género fino e intencionado. Ni se puede prescindir de coletas y casacones. Ni de la acuarela impresionada con elegancia, fresca y jugosa. Ni de unas notas que por su empaque y tendencia se adaptan a todos los gustos” (1).
De esta manera el marchante José Artal se dirigía a su artista predilecto Joaquín Sorolla sobre el mercado de arte porteño a fines del siglo XIX. Para “coletas y casacones” y “acuarelas impresionadas” estaba la obra de Salvador Sánchez Barbudo, un preferido de los coleccionistas de Buenos Aires por su impacto decorativo en salones atiborrados de obras de arte. Por ejemplo, en el vestíbulo de la residencia de Federico Leloir se encontraban dos
panneaux decorativos de la mano del artista gaditano. El encanto de las escenas elegantes de Sánchez Barbudo era que “dominaban” el muro con una nota de color brillante de rojos y dorados, con su “entonada suntuosidad” según los comentarios de época frente a los tipos sombríos y la pintura de flamenquería.
Artal expuso la
Recepción de un cardenal en el Salón Witcomb de mayo de 1901, era un año en que apostaba a una recuperación de las ventas luego de que los dineros de la colonia española hubiesen tenido como destino las suscripciones de guerra de la metrópoli, por Cuba y Filipinas, y de cierta retracción económica local por la posibilidad de un conflicto limítrofe con Chile. Obras como las de Sánchez Barbudo con sus anécdotas aristocráticas eran un comentario al pasado, sin los males modernos. Tal vez por eso en 1899 ya Artal había realizado en Witcomb una exposición individual de este artista, discípulo de José Villegas Cordero, también presente en su catálogo.
La pintura de casacones es una variante del historicismo costumbrista, que permitía el alarde técnico del artista establecido en Roma desde 1882, siguiendo los pasos de Mariano Fortuny. Esta tela presenta un motivo repetido por Sánchez Barbudo que permitía reunir la pompa dieciochesca con la fuerza del púrpura cardenalicio –con modelos a la mano en la estadía romana–. La composición es excelente para el género: nuestra mirada recorre la parte inferior desde la textura del vestido femenino de la figura de la izquierda hasta detenerse en el cardenal, con el ritmo dado por la sucesión de pelucas cortesanas. El movimiento del cardenal domina el espacio como centro cromático. A su derecha, se encuentran los sirvientes que miran, curiosos, parados al lado de la silla de mano y acompañados por un monárquico perro. Los artefactos representados ocultan, en un juego barroco, al receptor del gesto del cardenal. La parte superior de la pintura es un alarde técnico: se observan sutiles reflejos de cristales de una arquitectura palaciega. Sánchez Barbudo remarca la puesta teatral con un pesado cortinado sobre el protagonista de la escena (2).
Pintura de recetas bien aprendidas, que apelan a la sensación esmaltada, al deseo de la opulencia burguesa condensado en una historia insignificante, reiterada en diversas pinturas. En la colección del MNBA se encuentran otras obras características de su estilo de brillante virtuosismo comercial, como
El santo del abuelo, 1894 (inv. 2588) y la similar
Los días del abuelo (inv. 5933). Además, como síntesis de su temática se encuentra un retrato histórico, la acuarela
Carlos V (inv. 2389), y el boceto de una pintura histórica,
El dux Mariano Faliero (inv. 2593).
por Roberto Amigo
1— Carta de José Artal a Joaquín Sorolla, 27 de octubre de 1898. Fotocopia Archivo Lucrecia de Oliveira Cézar de García Arias, Fundación Espigas.
2— La misma composición es utilizada por Sánchez Barbudo en Bodas de oro (colección Uriarte y Piñero), desde ya sin la figura del cardenal.
Bibliografía
1997. FERNÁNDEZ GARCÍA, Ana María, Catálogo de pintura española en Buenos Aires. Oviedo/Buenos Aires, Universidad de Oviedo/FFyL-UBA, nº 547, p. 165.