
Sacrificio de Melquisedec
Tiepolo, Giovanni Battista. ca. 1740
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 2286
Obra No Exhibida
Joseph Roos es miembro de la familia de pintores Roos, fue bisnieto de Johann Heinrich (1631-1685), nieto de Philipp Peter (1657-1706), hijo de Cajetan (1690-1770) y padre de Joseph Roos II (1760-1822) y, como ellos, también dedicó su producción al paisaje y los animales y a la realización de grabados.
Nació en Viena el 29 de octubre de 1726. Fue iniciado como pintor por su padre y estudió en la Akademie de su ciudad natal. En Dresden trabajó para la corte y bajo la dirección de Giuseppe Galli Bibiena se ocupó de la renovación de la Opera. En 1757 estuvo en Berlín y al año siguiente de nuevo en Dresden. Entre 1760 y 1769 realizó 15 grandes paisajes para salones del palacio de Schönbrunn, hoy conocidos como los "salones Rosa". Desde 1772 fue director de la Kaiserliche Gemäldegalerie en Viena. Viajó por Holanda, Flandes, Italia y Bohemia y fue miembro de la Academia de San Lucas de Roma, y también de las de Parma, Florencia, Bolonia y Madrid.
Su obra se vincula fuertemente a la de su antecesor Johan Heinrich, a la que reinterpreta introduciendo animales que a veces toma literalmente de sus obras. Entre 1789 y 90 realizó también una serie de 12 grabados de animales.
Joseph Roos fue conocido también como Rosa, nombre con el que firmaba sus obras.
Murió en Viena en agosto de 1805.
Tres ovejas y una vaca, cuidadas por una pastora hilando y su perro, se ven en el primer plano de esta composición al que nos introduce un tímido repoussoir compuesto por un pequeño promontorio abajo a la izquierda. A la derecha un alto peñasco coronado por un árbol cuyas ramas se recortan contra el cielo, cierra este plano como una bambalina que se complementa con la vista de una planicie que se prolonga en la profundidad de un campo y llega hasta el horizonte destacado a la izquierda. Ubicado en la mitad de la composición, deja ver un cielo cubierto de nubes blancas.
Donada en 1937 por Eduardo Schiaffino, director fundador del Museo, ingresó como atribuida a Philipp Peter Roos. Ya en 1944 Domingo Viau (1) puso en duda la autoría de la obra y la consideró inaceptable, si bien se mantuvo hasta ahora la atribución tradicional. Aun cuando el estado de conservación de la obra no es bueno, debemos decir que en ella no encontramos las características de la pintura de Roos. La composición que la obra presenta, así como la representación de los animales, se alejan de las realizaciones de este artista. Tanto el modo de agruparlos como su dibujo ofrecen debilidades a las que deben sumarse aquellas que se observan en la realización. Extrañamos especialmente las texturas que sirven para caracterizar el pelaje de los diferentes animales para cuya realización el artista apelaba al uso de la materia trabajada con un empaste generoso, así como el uso del color que poco tiene que ver con el que está siempre presente en sus obras. Tampoco tienen que ver con Roos estas figuras pequeñas que aparecen sumidas en un paisaje que no responde a la fórmula que generalmente utilizó en sus obras (véase nuestros inventarios n° 6863 y 6864). La composición de nuestra obra nos trae ecos de aquellas realizadas por otro miembro de la familia Roos, Johann Heinrich Roos (1631-85) padre de Rosa da Tivoli, si bien su realización no se adecúa a las de este maestro. Hemos pensado en cambio en su bisnieto Joseph Roos (2) pintor de paisajes y animales y además grabador, que actuó en la segunda mitad del siglo XVIII. Nacido y fallecido en Viena (1726-1805) fue educado por su padre, Cajetan Roos (1690-1770) y además fue alumno de la Akademie de esa ciudad. En sus paisajes, en muchos casos inspirados en los de Johan Heinrich, los animales y pastores ocupan poco espacio apareciendo empequeñecidos por el paisaje en el que se destacan configuraciones rocosas coronadas por vegetación como la que vemos en nuestra obra. Un dibujo de este artista en el Staatliches Museum Schwerin (3) muestra una oveja como la que pasta en el primer plano de nuestra obra y otra cuya pose repite la que se halla detrás de esta. Asimismo, el paisaje muestra una composición de grandes rocas que hacia un costado deja ver una lejanía dominada por el cielo.
Estas consideraciones nos han llevado a atribuir esta obra a este miembro menos importante de la familia Roos.
(1) Legajo en Museo.
(2) Para este artista véase, H. Jedding, "Hirtenidylle von Joseph Roos in Hamm", Bildende Kunst und Lebenswelten: Festchrift für Hans Wille, Hamm, 1989, págs. 89-103.
(3) Paisaje rocoso con pastores y agua, pluma y aguada, bistre y grafito, 37,9 x 54,9 cm. Inventario n° 1729 Hz. Reproducido en Die Malerfamilie Roos in Deutschland (catálogo de exposición por Kristina Hegner), n.d., sin paginación.
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