
Paisaje
Raffaëlli, Jean François.
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 2468
Obra No Exhibida
El envío de Raffaëlli al Salón de 1877 de una pintura que representaba una familia de paisanos bretones marcó un punto de inflexión en su producción, calurosamente sostenida por los críticos Louis-Edmond Duranty y J.-K. Huysmans (1). Instalado en 1879 en la zona industrial de los alrededores de París (la banlieue) se dedicó a retratar los personajes característicos del suburbio: trabajadores, pequeño-burgueses y marginados de la moderna sociedad industrial: vagabundos, bebedores de ajenjo, cirujas y ancianos deteriorados físicamente (2).
Raffaëlli definió al artista realista como aquel encargado de revelar los diversos aspectos de la sociedad contemporánea, deteniéndose particularmente en sus individuos representados sin fe en sus posibilidades de redención (3). Con el apoyo de Edgar Degas participó en las exposiciones impresionistas de 1880 y 1881; despertando la ira de varios miembros del grupo por los elogios de crítica que obtuvieron sus numerosas obras que no cuadraban dentro de la estética ni de las temáticas habituales del grupo.
Hacia mediados de la década de 1880, su carrera ya estaba fuertemente asentada, tanto entre el gusto de los coleccionistas, como entre la comunidad literaria parisina. En 1892 se mudó a París, y mostró una ciudad luminosa y optimista mediante vistas públicas de la capital, en particular sus bulevares y monumentos.
Durante la primera década del siglo XX, realizó vistas pintorescas de la campiña francesa, principalmente de la zona de Bretaña. La route abandonnée es un ejemplo paradigmático de esta serie. A diferencia de sus pinturas de los suburbios parisinos donde la figura humana era protagonista, aquí se observa una perspectiva amplia tomada desde un punto de vista alejado que reduce los personajes, una mujer y un niño, a meras manchas en el paisaje.
Toda la pintura trasmite una sensación de movimiento circular, como si la escena fuese observada a través de un ojo de pez. La paleta es fría, una de las características recurrentes del artista. Los impastos de los blancos y cremas aportan a esta obra un interesante espesor matérico que contrasta con los trazos rápidos y livianos de las ramas y la vegetación. El cielo tiene una pregnancia innegable, el uso de azules en la colina le otorga la apariencia de un reflejo como si el firmamento se continuara en la tierra. La torre de una iglesia y unas casas evidencian la existencia de un poblado, pero este está velado por los inmensos árboles, otro elemento muy utilizado por el artista (cf. Les maisons au bord de l’eau, 1903, Auckland Art Gallery), que unen los distintos registros de la pintura. Esta obra, adquirida por Eduardo Schiaffino directamente del taller del pintor en 1906 (4), había participado en el Salón del año anterior junto a otros paisajes de la Francia rural.
En su viaje de compras Schiaffino adquirió otra obra de Raffaëlli, Anciana en la nieve (inv. 2457) que también se legitimaría por su paso por el Salón de París del año siguiente (5). Se trata de un papel de formato vertical en el que con pinceladas rápidas el artista cubrió parcialmente un dibujo a lápiz que representa a una anciana que camina con dificultad por un camino nevado. Temática y estilísticamente esta obra se vincula con la producción temprana del artista, con esos tipos suburbanos que lo habían hecho célebre (Le chiffonnier, 1879, Musée Saint Denis, Reims; The Merchant of Garlic and Shallots, ca. 1880, Museum of Fine Arts, Boston, y Vieux bonhomme, ca. 1892, Musée des Beaux-Arts, Tournai). Tal como sucedió en sus característicos cuadros de ropavejeros y vagabundos, hay aquí un interés, aunque se trate de un dibujo rápido, en captar los rasgos fisonómicos distintivos de la mujer, como se comprueba en el detalle de su mirada vivaz y su fina boca levemente fruncida (6).
Hacia mediados de la última década del siglo XIX, Raffaëlli comenzó a experimentar con el grabado en metal a color, siendo socio fundador de la Société de la gravure originale en couleurs creada en 1904. Realizó estampas de casi toda su producción pictórica, en muchos casos recuperando pinturas realizadas más de veinte años antes. En el caso de La route abandonnée el proceso del grabado y la pintura fueron paralelos ya que la estampa está fechada en 1905 (7).
1— Cf. Barbara Schinman Fields, Jean-François Raffaëlli (1850-1924). The Naturalist Artist. Tesis de
doctorado, Columbia University, 1979, p. 34-35, 40.
2— Cf. Gabriel Weisberg, Beyond Impressionism. The Naturalist Impulse in European Art. London, Thames
and Hudson, 1992, p. 54.
3— Schinman Fields, op. cit., p. 106.
4— Fue adquirida junto a: El jardinero, inv. 5457, y las aguafuertes en color: La nieve, inv. 1220 y Le grand
prix, inv. 6205.
5— Fue exhibida en el Salón de la Société Nationale des Beaux-Arts de 1907, con el nº 1001.
6— El MNBA posee otra obra contemporánea, exhibida en el Salón de París de 1908, que también se
encuadra dentro de este registro detenido de tipo populares. Se trata de El leñador y su perro, inv. 2454,
donación Madariaga-Anchorena.
7— Loys Delteil, Le peintre graveur illustré. Jean-François Raffaëlli. Paris, Chez l’Auteur et l’Estampe
Moderne, 1923, t. 6, nº 62.
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