Comentario sobre Thésée combattant le minotaure (Teseo combatiendo al Minotauro)
Antoine-Louis Barye está considerado como uno de los más grandes, sino el más grande, de los escultores animalistas del siglo XIX. Esta temática, materializada en innumerables “pequeños bronces” de edición tuvo un éxito notable en la segunda mitad de ese siglo. Como prueba de ello, mencionemos que el Museo posee trece obras de animales de este escultor.
Sin embargo, más allá del predominio de la temática animalista, en la obra de Barye tienen también cabida algunos otros temas, entre ellos el literario y el mitológico. En este último se destaca el del mito de Teseo, personaje en el que Barye se inspiró dos veces. En una de ellas eligió el célebre combate del hijo de Egeo con el Minotauro en su laberinto de Creta, obra que fue presentada en 1843 junto con otras en el Salón del Louvre de ese año, envío no aceptado por el jurado. Este rechazo, que no era el primero para Barye, lo llevó a no volver a presentarse en los años sucesivos. Señalemos de paso que un ejemplar de la segunda versión de Teseo combatiendo al Minotauro, editado por Barbedienne, forma parte del patrimonio del MNBA.
La otra escultura dedicada al príncipe ateniense, Teseo luchando con el centauro Bienor, está inspirada en un episodio del Libro 12 de las Metamorfosis de Ovidio: la escena violenta que tuvo lugar en las bodas del rey de los lapitas, Pirítoo, con Hipodamia, cuando los centauros invitados a la boda, luego de embriagarse, intentaron violar a la novia y a las mujeres que la acompañaban y desencadenaron una feroz batalla. Barye representa la lucha entre Teseo, que se encontraba en el festín por su estrecha amistad con el novio, y el centauro Bienor. Este combate fue descripto de la siguiente manera por Ovidio: “No se detiene [Teseo] y salta encima del gigantesco Bienor, sobre cuya grupa jamás hasta ahora había montado [nadie]; aprisiona sus flancos con sus rodillas y, tirándole atrás la cabellera que le estruja con la mano izquierda, le rompe la cara, la frente amenazadora y las sienes con un tronco lleno de nudos” (1).
Es muy probable que el impulso inicial que llevó a Barye a realizar esta obra haya sido su conocimiento de la versión de Antonio Canova del mismo tema (Teseo y el centauro, Kunsthistorisches Museum, Viena) terminada en 1819. Sin embargo, solo Barye identificó al centauro con Bienor siguiendo fielmente el relato de Ovidio. Es probable que lo que atrajo a Barye de las dos luchas de Teseo haya sido el desafío de representar dos seres mitad hombres, mitad animales y poder hacer gala, en los dos casos, no solo de su dominio de la anatomía animal sino también de la humana.
La primera versión de esta obra, Teseo luchando con un centauro, data de 1840. La versión definitiva fue realizada en 1849 por encargo del gobierno y exhibida en el Salón de 1850. Esta ocasión tuvo particular relevancia en la carrera de Barye porque significó su regreso, después del episodio ya mencionado de 1843, a las exposiciones oficiales. Junto con la obra que nos ocupa presentó Jaguar devorando una liebre (inv. 3569), de la cual un calco en yeso forma parte de los fondos Barye del MNBA. Tanto el público como la crítica acogieron con entusiasmo ambas obras, en las que algunos autores ven un punto de inflexión en el estilo del escultor ya que, sobre todo en el Teseo, se aprecia una tendencia definidamente clásica en la elaboración de sus personajes. En el catálogo de la exposición figuraba como Teseo luchando con un centauro, grupo en yeso. Sin embargo, en el catálogo de venta de Barye cinco años después figuró como Teseo luchando con el centauro Bienor.
Según Elisabeth Briggs Lynch (2) el cambio de nombre seguramente se debió a la necesidad del autor de diferenciar la versión de 1840 de esta última, que además de ser de calidad superior era de mayor tamaño (la altura estaba prácticamente triplicada) y presentaba cambios sustanciales. En la base, debajo del vientre del centauro, hay mayor cantidad de rocas a las que se agregaron elementos vegetales. Tanto la pata delantera flexionada como la cola del centauro se hallan curvadas hacia la base. En cuanto a las cabezas y los rostros, fueron trabajados con mayor detalle y expresividad.
Los personajes fueron tratados en un estilo clásico y muy posiblemente inspirados en el friso de las Panateneas del Partenón. De hecho, en la Walters Art Gallery de Baltimore se encuentra un dibujo de Barye en el que copió tres jinetes de estos frisos donde se puede apreciar que el jinete del centro tiene una actitud muy similar a la de Teseo y el movimiento de las cuatro patas del caballo del extremo derecho del dibujo es el que aplicó, con leves variantes, en el centauro.
El hieratismo de Teseo, que recuerda a los kouroi arcaicos griegos, contrasta con la expresividad y fiereza del centauro y subraya así la contraposición de la razón con la irracionalidad. Este triunfo sereno y decidido de la racionalidad es presentado por Barye concentrado en dos personajes concretos, a diferencia del antecedente del grupo de metopas del ya citado Partenón en el que vemos a lapitas y centauros genéricos.
El tamaño original de la obra tiene una altura de 128 cm y un largo de 112 cm, medidas consignadas en el catálogo de 1860 editado por el propio Barye. El tamaño de la pieza del MNBA corresponde a la reducción número cuatro en el catálogo de las obras de Barye fundidas por Barbedienne, editado en París en 1880. En base a las características de la firma del fundidor es posible datar a nuestro ejemplar entre 1876 y 1900.
Es interesante señalar que para el monumento al escultor, erigido en 1894 en París, fue elegida esta obra como figura principal. Se trataba de una copia en bronce de tres metros de altura, realizada por Barbedienne, que desapareció durante la Segunda Guerra Mundial junto con una copia, también en bronce, de otra obra emblemática del artista: León aplastando una serpiente, ubicada en el frente del monumento. Ambas fueron fundidas por los alemanes para usar el metal con fines bélicos.
por Adriana van Deurs - Marcelo Renard
1— Ovidio, Metamorfosis. Barcelona, Bruguera, 1972, Libro 12, VI (v. 210-458), p. 319.
2— Elisabeth Briggs Lynch, “Barye’s mythological subjects” en: Antoine Louis Barye. The Corcoran Collection. Washington DC, Corcoran Gallery of Art, 1988, p. 41-44.