Comentario sobre Bagnante seduta (Bañista sentada)
Alumno de Pompeo Marchesi en la Academia de Brera (1), Tantardini fue el más joven exponente de la llamada “Escuela de Milán” (2), grupo de escultores activos en Milán y en Lombardía en la segunda mitad del siglo XIX. Estos artistas se caracterizaron por un arte no particularmente atrevido en términos formales, pero capaz de poner en discusión las reglas del clasicismo y el academicismo. Los artistas de esta escuela se impusieron gracias a un estilo reconocible y exitoso, diluyendo la influencia de la tradición áulica con una escultura de “género” o de oficio, en la cual se retomaban temas bíblicos y mitológicos junto a escenas de vida doméstica tratadas con extremo virtuosismo. Tales características hicieron de Tantardini un artista extremadamente prolífico y muy solicitado para retratos, tumbas y monumentos.
Como Lorenzo Bartolini, de quien fue seguidor, obtuvo sus mejores resultados principalmente en el género del desnudo femenino, que desarrolló en diversas versiones. Se trata a veces de formas gentiles y frágiles (
La lectora), o bien fatales, de un naturalismo procaz y opulento como las de la
Esclava o la figura alegórica de la
Historia (Monumento a Cavour, Milán). Incluida en esta serie, la
Bagnante seduta, presentada por primera vez en la Primera Exposición Nacional de Florencia en 1861 (3), pertenece a la veta más netamente mitológica de inspiración neoclásica, descendiente directa del género iconográfico del baño de Venus. A pesar del extremo realismo con el cual el artista trató algunos detalles, la sensualidad contenida de la mujer reubica la obra en una producción de gusto académico de gran éxito en el siglo XIX entre los coleccionistas de gusto burgués. Una serie de afinidades identificables entre esta escultura y algunas pinturas provenientes de colecciones privadas (W. Bouguereau,
La toilette de Vénus, colección Leloir; J. J. Lefebvre,
Diana sorprendida, colección Guerrico), todas obras hoy pertenecientes al MNBA, dan testimonio de esto último.
por Barbara Musetti
1— Para profundizar la biografía de Tantardini véase: Alfonso Panzetta, Dizionario degli scultori italiani dell’Ottocento e del primo Novecento. Torino, Allemandi, 1944, p. 264; Mario De Micheli, La scultura dell’Ottocento. Torino, UTET, 1992, p. 101, 127; Anna Paulino, “Carlo Tantardini, scultore”, Studi Piemontesi, Torino, nº 20, 1991, p. 346, 347; Vincenzo Vicario, Gli scultori italiani dal Neoclassicismo al Liberty. Lodi, Lodigraf, 1990, p. 1021, 1024.
2— A esta escuela pertenecen los escultores Vela, Magni, Strazza, Barzaghi, Argenti. Sobre el tema cf. Francesco Tedeschi, “La scultura della scuola di Milano, attraverso le esposizioni internazionali (1851-1879) e la critica” en: Giovanni Maria Accame; Claudia Cerritelli y Marco Meneguzzo, La città di Brera. Due secoli di scultura. Milano, Accademia di Brera, 1995, p. 64-89.
3— En esa ocasión la obra tuvo un gran éxito. Al año siguiente fue seleccionada, junto a otros grupos escultóricos de la Escuela de Milán, para representar el arte italiano en la muestra internacional de Londres, permitiendo, además de una gran difusión de las obras, la confrontación directa entre la escultura italiana y la extranjera. Cf. “The International Exhibition”, The Art Journal Illustrated Catalogue of the International Exhibition 1862. London, 1862, p. 313.
Bibliografía
1988. OLIVEIRA CÉZAR, Lucrecia de, Los Guerrico. Buenos Aires, Gaglianone, p. 37.
2001. VAN DEURS, Adriana y Marcelo Renard, La escultura italiana del Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires, Asociación Amigos del MNBA, p. 38- 39 y 100-101, reprod. color p. 38.
2006. BALDASARRE, María Isabel, Los dueños del arte. Coleccionismo y consumo cultural en Buenos Aires. Buenos Aires, Edhasa, p. 155, 158, il. 20.