
Jeanne Moreau
Michals, Duane.
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 9894
Obra Exhibida
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Obra en préstamo: Centro Cultural Borges
Algunas palabras deben ser dichas – “Las cosas entre ellas se habían vuelto imposibles y nada había podido salvarse. Algunas palabras deben ser dichas. Y si bien cada una había dicho esas palabras para sí misma cientos de veces, ninguna tuvo el coraje de decírselas en voz alta a la otra. Comenzaron entonces a esperar que alguien pudiera decir por ellas las palabras necesarias. Quizás podría llegar una carta o un telegrama que dijera lo que ellas no podían. Pasaban ahora sus días esperando. ¿Qué otra cosa podían hacer?" Duane Michals se distingue netamente del fotógrafo documentalista y del reportero: se ve a sí mismo como un cuentista. Así, no emplea la fotografía como una herramienta para capturar momentos del mundo real sino para revelar un estado interior, dar cuerpo a un pensamiento o problema metafísico o, también, para armar ficciones. Para ello trabaja a menudo con secuencias de fotografías de situaciones escenificadas (The Woman Is Frightened by the Door [La Mujer asustada junto a la puerta] de 1966 y The Spirit Leaves the Body [El espíritu abandona el cuerpo] de 1968, son algunas de las más tempranas). En estas series o sobre todo en imágenes exentas, desde inicios de la década de 1970, suele incluir textos breves. Con estos elementos produce piezas de una narrativa con frecuencia misteriosa o bizarra o expone verbalmente los sentimientos o expectativas propios o de un personaje. Cuando emplea textos, los escribe a mano, considerándolos una suerte de dibujo. Y en tanto la escritura es única, cada copia fotográfica se hace única también: visible junto a su firma aparece en Certain Words Must Be Said y en gran parte de sus obras, en letra manuscrita, el número de edición.
En Certain Words Must Be Said el autor pone en palabras aquello que en la escena fotografiada falta, precisamente, un texto. La tensión entre las dos mujeres representadas, posiblemente amantes, no se percibe en la imagen, sino que es el texto el que al revelar la carencia de palabras explicita algo del estado del vínculo. Escribe Michals: “Comenzaron entonces a esperar que alguien pudiera decir por ellas las palabras necesarias”. El espectador puede arriesgar en su mente algunos vocablos, algún texto para dar un fin a esa espera y al relato abierto.
Con la inclusión de la escritura, Michals genera una contravención al purismo fotográfico, incorpora un quiebre entre el sentido de la imagen y el de las palabras: ambos se completan, se amplían uno al otro, se necesitan. Según las palabras de Michals, la inclusión del texto nació de la frustración para expresar lo que no se ve. En efecto, no confía en las apariencias de las cosas sino en la experiencia que se tiene de ellas. En A failed attemp to photograph reality [Un intento fallido de fotografiar la realidad] de 1976, Michals cuestiona incluso la posibilidad de capturar un fragmento de la realidad atribuido comúnmente a la fotografía. Allí afirma su propia torpeza al haber confundido las apariencias con la realidad misma: “Nunca seré capaz de fotografiar realidad y solo puedo fracasar. Soy un reflejo fotografiando otros reflejos, dentro de un reflejo.” En esta pieza pone en escena la tensión entre texto e imagen e, incluso, con el lenguaje y el mercado fotográficos: la obra, consistente sólo en un texto manuscrito con tinta negra (no hay imagen) está realizada sobre papel fotográfico y firmada y numerada 1/25, cual pieza reproducible.
El equívoco lazo entre fotografía y realidad aparece en algunas fotografías secuenciales; funcionan como cajas chinas o particulares mise en abîme y en las que se genera el desconcierto ante una realidad divergente, como en Things Are Queer [Las cosas son extrañas] de 1973, una secuencia de nueve imágenes. En esta misma línea, emplea recursos técnicos sencillos como imágenes movidas y, sobre todo, exposiciones múltiples (por ejemplo en algunos retratos de René Magritte, una figura de clara influencia sobre Michals). Con estos recursos se enfrenta a la concepción de la fotografía como captura de un instante y, junto con ello, a la idea de que las apariencias puedan ser significativas para el acercamiento intelectual y emocional a la realidad.
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