Violettes et azalées (Violetas y azaleas)

Comentario sobre Violettes et azalées (Violetas y azaleas)

​Las naturalezas muertas pintadas por Henri Fantin-Latour, en especial las obras dedicadas a las flores, ocupan un lugar privilegiado en su producción a partir de 1860 (1). Durante los primeros meses del año Fantin permanecía en su estudio de París, donde realizaba retratos de su círculo íntimo, y pinturas ligadas a la temática del simbolismo. Hacia junio, con la llegada de los días cálidos, se trasladaba a la casa que su esposa Victoria Dubourg tenía en Normandía, un lugar recorrido por jardines donde el artista recogía flores y armaba ramos que colocaba en floreros, macetas o jarras de vidrio. Posteriormente los representaba, en la quietud de la casa, bajo una luz dirigida, diferenciándose de los pintores del impresionismo que pintaban las flores al aire libre, a merced del viento y la luz solar. Fantin en cambio construyó un mundo silencioso, protagonizado por variedades de narcisos, tulipanes, anémonas y rosas, y en algunos casos, también por frutas. Elegía especies que se destacaran por su luminosidad, como puede verse en la obra Violettes et azalées donde los pétalos sobresalen de un fondo neutro y sin detalle. Ensayaba en estas pinturas aspectos formales, agrupando los elementos en forma armónica, sobre mesas en perspectiva, modelando las flores a partir de variaciones de color. Mientras que sus obras ligadas a la estética del simbolismo se caracterizan por la disolución de las formas, la pintura de flores revela un atento estudio del objeto, modalidad que también puede observarse en los numerosos retratos que realizó.

1— Para más información sobre el artista véase Edward Lucie-Smith, Fantin-Latour. Oxford, Phaidon, 1977.

Bibliografía

1908. TILD, Jean, “Un juicio parisiense”, La Nación, Buenos Aires, 6 de noviembre.