Arte Argentino
Un vasto panorama de arte argentino, con obras de sus mayores representantes
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Del 17 de abril de 2018 al 29 de julio de 2018
Salas 37 y 38, primer piso
23 obras expuestas
Curador/a: Pablo De Monte - Florencia Galesio
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El Bellas Artes presenta la donación Elía/Robirosa con esta muestra, que exhibe una selección de obras de artistas argentinos, como Alberto Heredia, Marta Minujín, Juan José Cambre, Duilio Pierri, entre otros.
La donación de está integrada por 85 piezas, un corpus de obra enfocado en los años 80 y 90, pero que abarca desde las serigrafías eróticas de Marta Minujín y los dibujos y collages de Alberto Heredia de los 70, hasta los grandes lienzos de Diego Perrotta y Margarita De Koenigsberg de los primeros años de 2000. Las obras de este conjunto, formado desde 1977, eran adquiridas directamente a los artistas, con quienes Elía y Robirosa establecían una relación muy cercana: se interesaban por sus vidas y sus procesos creativos. Seleccionaban los trabajos que exhibirían en la galería y, luego, adquirían una o más piezas del artista, como forma de sellar el compromiso establecido entre las dos partes que conformaban el proyecto artístico.
Leé el catálogo digital.
Los curadores de la muestra, Florencia Galesio y Pablo De Monte, investigadores del Bellas Artes, realizaron una selección de esta colección a partir de dos núcleos temáticos: "El retorno a la pintura", compuesto por artistas de los años 80, y "Los referentes", eje conformado por quienes, sin estar cabalmente emparentados con esta generación, influyeron y complementaron esta década signada por la vuelta a las prácticas artísticas tradicionales.La muestra “Una historia, una colección. Donación Elía/Robirosa” podrá visitarse, hasta 29 de julio, en la sala 38 del primer piso del Museo.
Alberto Elía, Mario Robirosa: la memoria por venir
El coleccionista sustrae del mercado aquellos bienes –obras de arte, pero también objetos que considera culturalmente relevantes– cuyo valor, sospecha, trasciende el mero intercambio de dinero. Walter Benjamin sostenía que el coleccionista, en tanto sabe captar el carácter de una obra, su potencialidad, se vuelve un “adivino del destino”. Puesto que somete a las obras a un conjuro mediante su goce privado, que las vuelve parte de una serie imaginaria en la cual, finalmente, adquirirán sentido. Es, estrictamente hablando, un productor de memoria futura. Sobre todo si su objeto de deseo es el arte del presente, no sujeto aún a consagraciones que garanticen su valoración ulterior.
El arte del buen coleccionista de arte contemporáneo es ser fiel a esa intuición inicial que lo lleva a construir relaciones entre obras, autores y estéticas que solo el tiempo coronará valiosas. En ese punto, se vincula con su figura en apariencia antitética: el marchand. Dado que este, que oficia como mediador entre el artista y el mercado, parecería deber prescindir del afán de posesión de las obras a las que, por otra parte, confiere valor. Coleccionistas y marchands son así dos caras que sustentan el mecanismo del mercado del arte, cuya tercera fase –la inscripción en la memoria colectiva– es el Museo.
Alberto Elía y Mario Robirosa, notables coleccionistas y galeristas, han construido durante medio siglo el círculo virtuoso entre ambas figuras, que encarnan con gran prestancia y generosidad. En ellos se unen en forma condensada los criterios mediante los cuales una serie de autores –que podemos llamar “de los ochenta”, concediendo a esa rápida categoría cronológica la facultad de nombrar un fenómeno cultural mucho más complejo– constituyen un corpus singular en la historia de las artes nacionales.
Su colección, desarrollada a lo largo de los años en que promovieron (casi podríamos decir: crearon) a esa generación que dio nombres como los de Jorge Pirozzi, Duilio Pierri, Eduardo Iglesias Brickles y Diego Perrotta, hoy es recibida en donación por el Museo Nacional de Bellas Artes en un acto que honra a la institución. Una forma de acoger no solo un patrimonio fundamental para la nación, sino, sobre todo, de celebrar el trabajo primoroso de quienes tuvieron el don y la audacia de propugnar uno de los capítulos fundamentales de la plástica argentina.
Andrés Duprat
Director
Museo Nacional de Bellas Artes
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