Arte Argentino
Un vasto panorama de arte argentino, con obras de sus mayores representantes
Ver Colección ›Catálogo de la exposición que reunió por primera vez obras, bocetos y textos concebidos bajo el signo de la efigie.
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Publicado el 25 de junio de 2024
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Cantidad de páginas: 220
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A lo largo del tiempo, la humanidad acuñó múltiples representaciones en el intento de escribir su historia. La efigie —el simulacro que duplica la realidad de los cuerpos dándoles presencia y señalando también su ausencia— es una de las representaciones más persistentes, pues intenta atravesar el tiempo y desafiar la mortalidad. Su enigma invita a interrogar, una y otra vez, su aparente ambigüedad: es aquello que no está, vuelto evidente en la actualidad de la figura que lo designa. Habla de lo que ya no es a partir de lo que es. Es decir, marca una temporalidad fantasmal.
Luego de sus prolíficos años en Buenos Aires, donde se destacó como artista plástico e impulsor de la Asociación Arte Concreto-Invención, Alfredo Hlito vivió en México por casi una década, desde 1964 hasta 1973. Fue allí donde creó su propio simulacro, al que denominó “efigie”.
El contexto interrogante que se abrió a partir de la década de 1960, plena de insurgencias, formulaba la cuestión de la identidad como el eje por dilucidar.
Hlito entrevió que en ella no solo se encontraba la clave de la conformación de toda creencia trascendente —la vida y la muerte—, sino que el arte era su expresión sustancial.
Había allí un desafío que desentrañar, transformado en acción contemplativa, y Hlito emprendió la tarea a través de la palabra, la pintura y el dibujo entrelazados, a los que veía como parte de la esencia de la obra o “discurso”, como llamaba a la pintura.
En 1987, el Museo Nacional de Bellas Artes organizó una muestra retrospectiva de la obra pictórica de Hlito, producida entre 1945 y 1985. Hoy, en el centenario de su nacimiento, el Bellas Artes le dedica una nueva exposición, "Alfredo Hlito. Una terca permanencia", curada por María José Herrera, donde se reúnen por primera vez obras, bocetos y textos concebidos bajo el signo de la efigie, que captó su atención desde los años 70 y conformó uno de los períodos más originales de su producción.
Andrés Duprat
Director
Museo Nacional de Bellas Artes
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