
El beso, estudio
Rodin, René François Auguste. c. 1881-1882
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 11146
Obra Exhibida
"Museo secreto. De la reserva a la sala" - Pabellón de exposiciones temporarias
Étienne Carjat fue un cabal representante de los múltiples intereses de los hombres del siglo XIX: se lo conoció como actor, diseñador, editor, pintor, poeta, escritor y periodista. Junto a varios de sus amigos, rápidamente se interesó por el nuevo invento de moda, la fotografía, y pudo con facilidad retratar a los grandes escritores, pintores y músicos que integraban su círculo íntimo. Gracias a eso tenemos imágenes admirables de Baudelaire, Rimbaud, Victor Hugo, Bizet y tantos otros, que no dejaban de posar para Carjat, o para su contrincante Nadar, desde que se instaló en 1860.
Con Nadar (seudónimo de Gaspard-Félix Tournachon, 1820-1910) eran colegas y polémicos amigos. Se hicieron célebres los debates públicos entre ambos pioneros de la gran especialidad de la fotografía: el retrato. Carjat fue editor entre 1862 y 1863 de Le Boulevard, revista en la que publicaba novedades culturales y los discursos de las diferentes disputas del ambiente.
La lucha sorda entre pintores y flamantes fotógrafos se expandía día a día. Los pintores menos dotados tenían un auxiliar en la fotografía, que utilizaban como base para sus retratos al óleo y para lograr un parecido desde la proyección en la tela. Por su parte, los fotógrafos que querían salir de la realidad que transmitía el nuevo medio, se abocaron a la imitación de la pintura e inventaron el pictorialismo emulando las poses y esfumados de los retratos comerciales que producían los pintores del ambiente social.
Nadar y Carjat, en cambio, desdeñaban todo artificio, decorados y fondos que llamaban “adornos burgueses” y se limitaban a transmitir las emociones del rostro y su expresión.
Ha quedado como muestra incuestionable del talento del Carjat retratista su participación en los siete volúmenes de imágenes de reconocidos artistas, publicados en 1870 bajo el título: Galerie des contemporains. Entre sus obras más conocidas se encuentra el retrato de 1871 de Arthur Rimbaud, cuando tenía solo 17 años. Esa imagen fue durante años el icono de la juventud. Es una bella y simple fotografía que desafió el tiempo y las modas y sirvió, hasta hoy, a diseñadores, pintores y cineastas para representar al poeta.
La obra que nos ocupa es el retrato del escritor, crítico de arte y poeta Charles Baudelaire, tomado en 1862. No es la única toma que le hizo. Existen otras de años anteriores y posteriores, sin embargo la copia perteneciente a la Biblioteca Nacional de París, así como la que integra la colección fotográfica del MNBA, es la más conocida y la que mejor refleja la personalidad del autor de Las flores del mal.
Sobresalen un plano amplio, que más tarde se llamó “medio americano”, la impecable textura donde puede observarse la calidad de las telas de la vestimenta y especialmente la mirada del poeta que la imagen destaca. Una intensidad desusada para un retrato, que refleja la personalidad del modelo. No en vano el mismo Charles Baudelaire describía los retratos de Carjat y Nadar como “biografía dramatizada”. Es un lugar común citar las palabras de Baudelaire contra el avance de la fotografía; no obstante, su sensibilidad no fue ajena a las buenas tomas de sus contemporáneos. En una carta de 1863 le escribe a Carjat: “Raramente he visto algo tan bueno”.
La última gran exposición de originales de Étienne Carjat que recordamos se realizó en 1980 en el Museo Nicéphore Niépce de Chalon-sur-Saône, Francia.
1979. BORY, Jean-François, Nadar. Paris, Arthur Hubschmid, t. 1.
1994. Dictionnaire mondial de la photographie. Paris, Larousse, reprod. p. 120.
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