
El beso, estudio
Rodin, René François Auguste. c. 1881-1882
Más Informaciónsobre la obra
Inventario 8554
Obra No Exhibida
El país valón o región de Valonia ocupa todo el sur de Bélgica y es mayormente una zona francoparlante. En su capital, Namur, nació Félicien Rops, quien transcurrió su vida entre Francia y su país natal, hasta establecerse definitivamente en Essonnes, cerca de París, en 1874. Pasó por la Université Libre, donde estudió filosofía, y por el atelier de Saint-Luc de Bruselas, donde practicó litografía. Su producción más importante fue en grabado sobre metal, técnica que adoptó hacia fines de la década de 1850; con ella desarrolló, luego, su iconografía característica: escenas de la degradación humana, mujeres sexualizadas y demonizadas y personificaciones de la muerte inspiradas en la poesía de su amigo Charles Baudelaire, a quien conoció en 1864.
Rops practicó también la pintura; en el caso de la tela del MNBA abordó un tema en consonancia con los de su obra gráfica. En Combate entre un hombre y un moloso en el país valón observamos el caos del público de un espectáculo de la cultura popular del siglo XIX: en un ring improvisado un hombre semidesnudo pelea con un mastín, que parece estar ganando la batalla con la fuerza de la mandíbula prendida en el brazo de aquel. A la izquierda, un personaje reclinado en una silla, organizador de la trifulca y, tal vez, administrador de las apuestas, arenga la lucha adoptando una postura imposible. A su lado, una ruda mujer con cofia amarilla sostiene un bebé en brazos. El espectáculo es poco adecuado para un niño normal, pero aquí se trata de un infante mortecino cuya cabeza semeja una calavera. El pequeño está tan degradado como el mundo que lo rodea. En la audiencia, leves toques de pincel van dando forma a los rostros, los de las primeras filas están más definidos, para terminar disolviéndose y mezclándose con el fondo. Sobresalen dos mujeres resueltas con mayor carga matérica. Sus pieles y peinados blancos evocan cortesanas dieciochescas (1). Una parece estar abstraída de lo que sucede a su alrededor, la otra mira más allá del púgil, quizás para evadir al viejo seductor que se le arrima.
Así, esta obra expresa el programa del joven Rops en 1863, cuyo deseo mayor era captar la “fisonomía de su tiempo” en el cual “el amor por los disfrutes brutales, las preocupaciones de dinero y los intereses mezquinos han adherido sobre las caras de nuestros contemporáneos una máscara siniestra” (2).
1— La alusión no es fortuita si tenemos en cuenta que el propio artista había puesto un vistoso sombrero a la protagonista de su grabado Pornokrates (1878) a fin de darles “a las muchachas de nuestro tiempo, la insolente dignidad de las mujeres del siglo XVIII”. Citado en: Victor Arwas, Félicien Rops. London, Academy Editions, 1972, [s.p.].
2— Citado en: J. Pradelle, “Rops naturien et féministe”, La Plume, Paris, nº 172, 15 de junio de 1896, p. 411.
1965. Tableaux, dessins et bronzes français dans la collection de Monsieur Antonio Santamarina. London/Bradford, Percy Lund, Humphries & Co., p. 180, reprod. byn.
Obras relacionadas
Un vasto panorama de arte argentino, con obras de sus mayores representantes
Ver Colección ›Explorá las obras maestras de todos los tiempos en exposición y guarda
Ver Colección ›